viernes, 26 de junio de 2009

LEAN A CESAR HILDEBRANDT BLOGGER NO SEAN HUEVONES

PAIS HECHO PEDAZOS

¿De dónde salió este río de odio y muerte? Del desencuentro histórico. El Perú sigue siendo un país de pedazos no terminados de juntar. Un país hecho pedazos.
La sangre de la selva nos lo ha recordado.
No sé cuántas lecciones deberían sacarse de todo esto.
Supongo que una de ellas es que la violencia, esa vieja conocida nuestra, sólo llama a la tragedia.
Y a más violencia.
Sorprende escuchar a Yehude Simon y a los ministros que lo flanquean en estas circunstancias.
Ni una palabra de autocrítica, ningún lamento por el desenlace, ninguna promesa de que episodios como este no se repetirán.
Jactancia macabra, más bien. Triunfalismo sobre una ruma de cadáveres.
“Hemos impuesto el orden”, dicen.
Bueno, eso lo decía Esparza Zañartu, el jefe policial del general Odría.
“La carretera Fernando Belaunde ahora es transitable”, dicen.
Como si la carretera Fernando Belaunde valiera tantos muertos. Como si no hubiera caminos mejores para llegar a arreglos razonables con quienes se sintieron -y se sienten- amenazados por la invasión, la contaminación y el despojo.
“Los indígenas han estado permanentemente desinformados”, dice el señor Simon.
Y lo dice sin reparar en el hecho de que él es el mayor responsable de esa supuesta desinformación.
¿Que han operado instigadores y pirómanos? No lo dudo.
¿Pero a quién culpamos por no contrarrestar las exageraciones que esos azuzadores regaban en la selva?
La matanza se ha producido justo cuando el señor Yehude Simon iba a viajar a la selva a reunirse, sin intermediarios, con los apus. Si Pizango era un obstáculo, ¿no era hora del trato directo? ¿No debió hacer eso hace muchos días? ¿No es que el primer ministro cumple un rol político?
Por otro lado, hay gente en la izquierda que ha querido usar el movimiento amazónico como catapulta y pretexto.
Es la misma gente que jamás condenó a Sendero Luminoso ni al MRTA. La misma gente que sigue creyendo en la dictadura del proletariado que ellos -vanguardia iluminada- monopolizarán.
Algunos de ellos son los viejos comisaurios del leninismo siberiano. Los que no tuvieron piedad cuando Stalin fusilaba al comité central del partido que nació dizque para liberarnos de yugos y servidumbres.
Otros son los aventureros que apuestan por el radicalismo sin programa y sin alternativas.
La política peruana es una guerra de trincheras en la que las balas perdidas son las que más matan. Es hora de no seguir apostando por el caos armado (y ensangrentado).
Y es hora de hacer un frente, sagaz y democrático, en contra de este gobierno que, como digno sucesor del fujimorismo, no tiene miramientos cuando de rematar los recursos nacionales se trata.
Es la hora de la oposición inteligente. Es la hora de que las instituciones mejor preservadas -la Defensoría, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional, la prensa no hipotecada- actúen con todo el poder que la ley les permite. A más arbitrariedad alanista, más instituciones y valores en funcionamiento.
Los asesinos de policías tienen que pagar por lo que han hecho. Pero los asesinos de civiles merecen el mismo rigor. No hay fratricida inocente.
Escuchando a Yehude Simon daba la impresión de que sólo los policías estaban muertos. Y su modo avaro de contar a las otras víctimas resultaba horrendo.
El señor Simon ya ha dicho que no va a renunciar. Bueno, está en su derecho. Lo que tiene que saber es que un cortejo de cadáveres lo seguirá, a partir de ahora, adonde vaya.
La señora ministra del Interior también ha dicho que se mantendrá en su puesto. Lo que demuestra que la disciplina partidaria también puede conducir al suicidio político.
A estas horas de entierros y lamentos hay dos hombres que deben estar regodeándose.
Uno es Alberto Fujimori. El otro es Abimael Guzmán. Ambos comparten el mismo desprecio por la democracia, el mismo entusiasmo por las soluciones apocalípticas y la misma carencia de escrúpulos.
Parece mentira que el Perú no haya aprendido, con tamaños ejemplos, que el asesinato revolucionario y el escarmiento fascista son caras de la misma moneda.
Publicado por César Hildebrandt



LOS IDIOTAS

Qué miseria tener que escribir todos los días de política.
Qué sarta de mentiras y de impostores.
Cuánta engañifa. Cuántos sapos tragados. Cuántas noches de iguana.
Qué débil la inteligencia, qué poderosa la teatralidad, qué chusco el disparate.
No entiendo por qué no se callan si no tienen nada que decir.
Un año de transcripciones del Congreso no vale una página de “Duque”, la novela en la que José Diez Canseco describe, con tintas cargadas, la clase social de la que tuvo que huir para ser y de la que renegó para no ser como ellos.
Diez años de discursos en el hemiciclo no valen un cuadro de Tilsa, un cuento de Ribeyro, una travesura alada de Eguren, un disco de Lola Odiaga dándole a su clavecín bien temperado.
Sólo el arte podrá salvar a este país en el que la vulgaridad se ha convertido en virtud.
El día en el que los periódicos le dediquen más páginas a la cultura que a la política, ese día será uno de liberación y refundación.
Porque estamos secuestrados por los idiotas.
Los idiotas que deciden de qué van los noticieros de la tele.
Los idiotas que trazan la ruta y la agenda de la política.
Los idiotas que creen que la prensa la deben de escribir los que no saben escribir y que las universidades las deben regir los oculistas.
Nunca han tenido más poder los idiotas. Sólo los forajidos compiten con los idiotas. Y no hay clase más dominante que la de los idiotas forajidos.
Mientras tanto, los investigadores de la ciencia no tienen dónde caerse muertos, la Biblioteca la dirige un adulón, el INC es una momia, los poetas no tienen editores, los nuevos novelistas deben pasar por “Sic” para sobrevivir y cualquier brillo ha sido desterrado de los periódicos.
Es más: todo brillo ha sido prohibido y la trinchera norte de los opacos ha tomado el poder. Esto es el Mayo-68 de la opacidad.
Todo cambiará el día en que encendamos la tele y escuchemos un conversatorio sobre Garcilaso y abramos un periódico y hallemos seis páginas dedicadas a César Moro y sintonicemos una radio para oír un debate en torno al Protocolo de Kyoto.
¿Que eso aburre?
Pues pueblo que no se esfuerza ni se aburre un poco en el esfuerzo termina creyendo que Magaly Medina tiene importancia.
Es imprescindible aburrirse. Es del todo necesario ampliarnos, renacer, fatigarnos.
De lo contrario puedes aparecer, con cara de idiota, en alguna página de Sociales.
Desconfío de la gente que no se aburre.
Esa es la gente que optará por lo fácil.
Y lo fácil es ser idiota.
Un idiota feliz.
Publicado por César

EL ORDEN CRIMINAL DEL MUNDO

CAPITALISMO SALVAJE EL PODER MUNDIAL